Les conté hace algún tiempo de "un perrito llamado Kobe". El Señor me lo devolvió justo el día de mi cumple en Mayo.
Agradezco a Dios por el esposo que me ha dado, porque apenas le conté cuanto lo echaba demenos, hizo lo imposible por encontrarlo y se que lo que hizo fue por el inmenso amor que él me tiene.
Kobe es muy especial para todos en la casa. es un bull-dog francés de color negro, pequeño, con abuelo y padres de pura raza, es uno de pocos que hay en el Perú. Pero no solo es especial por eso sino por el cariño y apego que tiene a para nosotros. A veces solemos agradecer por los milagros espectaculares y nos olvidamos de agradecer por las cosas simples o sencillas de la vida.
Algo que no fue poca cosa con Kobe, fue verlo durante los días en que mi esposo estuvo muy delicado, Kobe no se apartó de su lado...Cómo no agradecer a mi Dios por tanto amor que un noble perrito pudo darnos.
Hasta la próxima, Rosa de Mariños.
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